¿Hasta qué punto es necesario contar con un traductor de gallego? Las lenguas cooficiales españolas viven un momento de auge e impulso generalizado. Como consecuencia de ello, y con independencia de su expansión práctica en los territorios, están adquiriendo cada vez más importancia.
De hecho, han empezado a utilizarse en el Congreso de los Diputados, donde los parlamentarios pueden comunicarse en galego, euskera, catalán, valenciano, bable y aranés.
En paralelo, están creciendo las políticas, las normas y las iniciativas impulsadas por los Gobiernos autonómicos para protegerlas, potenciarlas y relanzar su uso.
El caso del gallego es significativo. Aunque su presencia y su utilización están disminuyendo entre los jóvenes, aumenta su importancia en el ámbito comercial, empresarial e institucional. ¿La consecuencia? La necesidad de traductores crece.
La lengua gallega, como el castellano y el francés, pertenece a las llamadas romances o románicas. Se trata de una evolución autóctona del latín que los romanos introdujeron en la zona noroccidental de la península Ibérica.
Experimentó un desarrollo propio particular, tanto que durante mucho tiempo convivió con el latín como un habla distinta, bien diferenciada. Finales del siglo XII fue su época dorada en términos literarios. ¡Incluso se convirtió en la lengua de toda la poesía lírica peninsular!
Tras el Medievo, cuando se produjo una progresiva decadencia idiomática, llegaron los llamados Siglos Oscuros. Durante el XVI, el XVII y el XVII su uso se redujo al ámbito privado y a la comunicación informal.
El XIX fue un periodo de resurgimiento, al que contribuyó la figura de Rosalía de Castro, así como la creación de la primera gramática y del diccionario gallegos.
En el pasado siglo XX se consolidó. Adquirió la condición de lengua oficial de Galicia, junto con el castellano. Además, se fijaron sus normas ortográficas y morfológicas, se introdujo en la escuela, el comercio y el ocio, así como en los medios de comunicación.
El uso del gallego en Galicia se ha estabilizado últimamente. En 2018, más del 52 % de la población lo usaba siempre o más que el castellano. Es un indicador prácticamente idéntico al de cinco años antes, aunque menor al de la década previa.
Fíjate en estos datos de hablantes preferentes de este idioma en Galicia durante los últimos años:
Curiosamente, también ha descendido el porcentaje de quienes hablan siempre en español: 1,85 % menos que hace cinco años.
Podemos concluir, por lo tanto, que ambas lenguas están asentadas en una realidad bilingüe. Los gallegos hablan castellano y galego indistintamente, cada vez en mayor medida y cantidad.
Por edades, entre los jóvenes y los niños está descendiendo su uso preferente, aunque la mayoría lo conocen bien. Así, en torno al 76 % de ellos aseguran saber hablar mucho o bastante este idioma.
Resulta significativo que la escuela supera en las edades más jóvenes a la familia como fuente de su aprendizaje. Refleja, en buena lógica, el esfuerzo que se está haciendo institucionalmente para difundirlo.
Menos frecuente y extendido es el uso de esta lengua en la escritura y la lectura. Tan solo el 16,7 % escribe habitualmente en gallego. Sin embargo, el empuje gubernamental y las nuevas medidas adoptadas, también en la órbita nacional, van a impulsar su uso próximo en los canales escritos.
¿Sabes que hay tres grandes razones por las que las lenguas cooficiales están siendo cada vez más adoptadas por las empresas?
En primer lugar, porque existen nichos de mercado cuyos clientes las utilizan preferentemente y valoran de un modo especial a las organizaciones que las aplican.
En segundo, por el decidido impulso institucional que reciben en sus territorios. A menudo, se traduce en accesos a privilegios, subvenciones y oportunidades de negocio público adicionales.
En tercer lugar, por compromiso e imagen. Existen empresas que deciden incluir estos idiomas entre sus valores y pautas de actuación. Así, entre otros rasgos de identidad, este enfoque se asocia con el amor a la tierra, el sentimiento de pertenencia, la diversidad, la empatía y la modernidad.
En consecuencia, comunicarse en galego suele ser habitual en ellas. En general, se actúa de manera bilingüe, conscientes como son de la convivencia del gallego y el castellano en esta tierra.
Son múltiples y variadas las ocasiones en las que las entidades empresariales se expresan en él. A continuación, vamos a exponer algunas de las principales razones por las que un traductor de gallego es contratado por ellas:
No todas las traducciones son iguales, ni mucho menos. Quien más quien menos, todos hemos leído algún texto mal traducido a nuestra lengua. Cuando sucede, nos sentimos confundidos, molestos e indignados. La imagen de marca del promotor queda en entredicho.
Como organización, necesitas recurrir siempre a los mejores. De nada sirve haber redactado el mejor copy publicitario del mercado si al pasarlo a otro idioma se pierden sus genialidades. Un gran trabajo de definición de las instrucciones de montaje, preciso y fácil de entender, queda devaluado si el lingüista que traduce está desacertado.
Ahora bien, ¿cómo puedes tener la certeza de que consigues reclutar al mejor talento en esta tarea? Hay varios aspectos a los que no debes renunciar.
El primero de ellos, fundamental, es contar con traductores nativos. Una de las ventajas de las lenguas cooficiales españolas es que la mayoría de sus hablantes maternos dominan también el castellano. Este factor es siempre decisivo para ofrecer textos bien traducidos y eficaces.
Estos son los atributos principales que debes encontrar en los candidatos idóneos:
Por lo tanto, no lo dudes. En vez de buscar por tu cuenta y riesgo al lingüista que necesitas en una lengua cooficial, recurre a nuestra empresa. Nos avala una trayectoria impecable, fundamentada en dos grandes ventajas:
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