La cara visible de un ecommerce es, indiscutiblemente, su página web. Por ello, cuando un negocio online pretende ampliar su foco y realizar un proceso de expansión para abarcar nuevos mercados, lo primero que tiene que hacer es traducir sus contenidos para lograr una web corporativa multilingüe que aporte una comunicación global.
Sin embargo, la mayoría de estos negocios complementan su web corporativa con un blog que utilizan como protagonista de su marketing de contenidos para mejorar el branding de su marca, así como el engagement con sus clientes. Por tanto, se torna casi una obligación traducir también esta herramienta para llegar a todos los lectores.
Eso sí, no basta con traducir el contenido sin más, sino que se deben tener en cuenta una serie de factores para optimizarlo y que siga siendo eficaz en otras lenguas:
Atenerse a las palabras clave de los textos originales supone la pérdida de términos. Para que esto no ocurra, y tampoco repercuta en el posicionamiento web, lo ideal sería realizar un análisis exhaustivo de keywords en cada uno de los idiomas que se vayan a trabajar para tener en cuenta los comportamientos de búsqueda nativos.
El objetivo del título de un post es captar la atención del lector indicándole de qué va el contenido, al mismo tiempo que favorece al SEO a través de la keyword objetivo. En este sentido, es necesario adaptarlo a la lengua de destino, ya que en algunas ocasiones no funciona la oración del original ni funcional ni semánticamente en otro idioma.
Los enlaces que se insertan en el cuerpo del post para facilitar una ampliación o riqueza del contenido, así como el posicionamiento y la reputación del site deben de redirigir a un contenido que esté en el mismo idioma. Por este motivo, al traducir un blog tienen que revisarse todos los links que se encuentren en las entradas para adaptar las referencias a la lengua en la que se esté traduciendo todo lo demás.
Es imprescindible cambiar el texto alt de las imágenes y otros contenidos multimedia. En el caso de apoyar los textos con infografías, gráficos, fotografías y vídeos con texto, habrá que adaptarlos a la lengua de destino o, en su defecto, incluir las explicaciones pertinentes.
Para que Google pueda indexar correctamente el contenido traducido también hay que cambiar de idioma los campos del meta tile y meta description. No obstante, tampoco hay que olvidarse de las URLS y las etiquetas de las páginas, ya que de lo contrario podría afectar al SEO del blog.
Una vez que el proceso de traducción del blog haya concluido de la forma adecuada, este comenzará reflejar su efectividad:
Si todavía no tienes claro por dónde empezar con la traducción de tu blog, siempre puedes contratar metodologías, herramientas y profesionales de Internacionalización, Localización y Traducción (GILT). De esta manera conseguirás optimizar la calidad de todas las versiones para poder llegar a los clientes potenciales del ecommerces en distintos idiomas. ¿A qué estas esperando para emprender tus estrategias de contenidos a nivel internacional?