Cuando hablamos de traducción jurada, nos referimos a una rama especializada de la traducción que precisa profesionales específicamente preparados y certificados en ella. ¿Por qué? Porque es imprescindible adaptarse a la perfección a los requisitos de unos documentos tan concretos y relevantes como estos.
En este artículo, vamos a explicarte en qué consiste la traducción de documentos oficiales y cómo se llega a ser un traductor jurado oficial. De esta forma, comprenderás mejor la labor tan importante que realizan estos expertos.
Las traducciones juradas son un tipo de traducción oficial llevada a cabo por un traductor certificado que ha sido autorizado por el organismo competente en un país específico. En el caso de España, el Ministerio de Asuntos Exteriores. Los traductores jurados tienen la autorización y el conocimiento necesarios para asegurar que su trabajo es coherente y preciso.
Estas traducciones, generalmente, se presentan en formato impreso y tienen equivalencia legal con el documento original. Para que tengan validez legal ante las autoridades, deben llevar la firma, sello y certificación del traductor jurado debidamente habilitado.
Su finalidad es proporcionar una versión oficial y válida del documento en el idioma de destino. Esto resulta imprescindible en el caso de documentos oficiales que deben presentarse ante las autoridades de un país. Hablamos, por ejemplo, de certificados de nacimiento, documentos de inmigración, contratos, sentencias, diplomas o poderes notariales, entre otros.
Asimismo, como hemos explicado, dicha traducción ha de estar validada por el profesional habilitado para que pueda ser reconocida desde un punto de vista legal.
En primer lugar, para ejercer esta profesión hay que finalizar estudios universitarios, en concreto los de Traducción e Interpretación. Después, se debe estar habilitado por el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación (MAEC), para lo cual hay que superar un examen. Por otro lado, si se cuenta con un título obtenido en el extranjero, este puede ser homologado por el MAEC.
• Tener más de 18 años.
• Disponer de la nacionalidad española o la de un Estado miembro de la Unión Europea o del Espacio Económico Europeo o de Suiza.
• Estar en posesión de una licenciatura, diplomatura, grado o un título extranjero homologado por el Ministerio de Educación y el MAEC.
El examen oficial consta de 3 partes:
La diferencia principal entre una traducción normal y una traducción jurada está en el formato. En el segundo caso, es imprescindible la firma y el sello del traductor, y este último debe contener lo siguiente:
• Número de traductor.
• Nombre y apellidos.
• Idioma o idiomas habilitados por el MAEC.
De la misma manera, al entregar la traducción, hay que cumplir con los siguientes requisitos:
El documento traducido de este modo adquiere un estatus jurídico similar al de un acta notarial, es decir, se trata de una traducción oficial y certificada. Este tipo de traducción se realiza en aquellos documentos que se vayan a presentar ante organismos oficiales, como administraciones públicas, órganos judiciales e instituciones académicas.
En estos casos, el traductor oficial dará fe de los documentos con su firma y sello. Sin embargo, es esencial destacar que no siempre se requiere una traducción jurada. Por consiguiente, si quieres salir de dudas y saber si es necesaria o no, lo adecuado es contactar con el organismo receptor. Esto es fundamental porque, por lo general, su coste será superior al de una estándar.
Si una persona o empresa precisa presentar un documento oficial ante una institución en un país cuyo idioma es diferente, se requerirá una traducción jurada para validarlo.
Para obtenerla, como hemos visto, se necesitan profesionales expertos que puedan garantizar la validez de los documentos. Ellos, igualmente, pueden proporcionar traducciones urgentes.
¿En qué tipo de documentos suele ser habitual este tipo de traducción?
Algunos de los ejemplos más claros que precisan una traducción profesional son los expedientes académicos, los títulos universitarios o las tasas de matrícula. Por ejemplo, si un estudiante alemán quiere estudiar una carrera universitaria en España, la universidad española le solicitará una traducción jurada del alemán al español de sus certificados de notas y titulaciones.
Antecedentes penales, certificados de matrimonio, nacimiento, defunción, sentencias de divorcio, nóminas, contratos, poderes notariales, testamentos, documentos de identificación (DNI, carné de conducir), expedientes de adopción… Estos documentos suelen estar redactados en el idioma del país emisor y, para tener validez en otro, requieren de una traducción jurada.
En el sector empresarial, las traducciones juradas son frecuentes debido a la internacionalización de las compañías. Los documentos (patentes, escrituras de sociedades, informes financieros, contratos comerciales…), deben estar en diversos idiomas para cumplir con las regulaciones internacionales y facilitar las transacciones comerciales.
Del mismo modo, este tipo de traducción es crucial en documentos legales, judiciales y notariales.
Las traducciones juradas son necesarias para documentos que se han redactado en un idioma, pero que deben tener un efecto legal ante alguna institución en la que se hable otro. En la actualidad, vivimos una alta rotación entre países y los mercados se han globalizado. Por eso es habitual utilizar este servicio para llevar a cabo diferentes gestiones. Pero ¿cuáles son las situaciones más frecuentes en las que se pueden solicitar?
Si pretendes salir de nuestras fronteras para aprovechar ciertas oportunidades laborales, es imprescindible que lleves contigo toda tu documentación académica. Además, esta debe estar validada legalmente y certificada por un traductor oficial o jurado.
Si vas a contraer matrimonio con una persona que no tiene la nacionalidad española, tendrás que aportar toda la documentación de tu pareja. Esta debe estar debidamente traducida por un profesional cualificado y certificado.
Un ciudadano extranjero que reúna los requisitos para optar a la nacionalidad española deberá contar con la documentación obligatoria. Esta tendrá que estar cumplimentada, legalizada o apostillada de forma adecuada por un traductor oficial.
Las empresas que deban hacer trámites fuera de nuestras fronteras para expandir su negocio deben confiar sus documentos a un profesional certificado por el MAEC. Puede ser para efectuar ciertas negociaciones, para postularse a concursos en otros países, para ampliar mercados o, simplemente, para abrir sucursales fuera del país.
De esta forma, tendrán la tranquilidad de que pueden seguir adelante con su proyecto y de que toda la documentación estará en regla y cumplirá con la normativa internacional.
Cuando llega el momento de realizar una traducción jurada, no puedes permitirte ningún tipo de error y debes tener plena confianza con la empresa. En consecuencia, debes apostar por una agencia de traducción que disponga de profesionales especializados que se adapten a tus necesidades. ¡Contacta con nosotros!