El significado de la traducción en nuestra vida diaria es multidimensional. La traducción no solo facilita el camino hacia la interacción global, sino que también permite forjar relaciones cuando se trata de avanzar en aspectos que interesan como tecnología, política o judicial. En este último caso, suele haber mucha confusión entre los clientes ya que existen dos tipos: la traducción jurada y la traducción jurídica.
Cuando necesites la traducción de un documento, el primer paso que debes dar es contratar a un profesional para que haga el trabajo. Pero ese profesional tendrá que hacerte algunas preguntas antes de realizar la traducción, por ello es muy importante que sepas diferenciar una de otra.
La traducción jurada
La traducción jurada generalmente se reconoce como la traducción de un documento legal o cualquier documento que deba presentarse en una situación legal. Las traducciones juradas siempre son necesarias cuando se va a utilizar una traducción para fines de administración o requisitos gubernamentales. Las traducciones juradas no tienen que ser firmadas ante un notario público. Normalmente, el sello de un traductor jurado es suficiente.
No hay regulaciones fijas con respecto a las traducciones juradas, ya que los requisitos dependen del país en el que se utilicen y, por lo tanto, las regulaciones pueden cambiar según la ubicación. Por ello, es muy importante que el profesional que se encarga de esta traducción certificada y legal siga el proceso del país donde se va a utilizar.
Una traducción se certifica solo si ha sido traducida por un traductor jurado. Un intérprete se convierte en un traductor jurado al efectuar un juramento ante un tribunal, de manera que sus traducciones se aceptan como una traducción completa y verídica de la original y de acuerdo con las normas legales. Habitualmente es el traductor el que actúa como verificador del documento y certifica la fidelidad, honradez y valía oficial del documento.
La traducción jurídica
Se requiere traducción jurídica para utilizar el idioma oficial de la jurisdicción pertinente, por lo que cubre una amplia variedad de textos. Se trata de traducir documentos de carácter legal, como puede ser la documentación del carnet de identidad, informes legales, patentes u otros. La traducción jurídica se necesita también para la obtención de documentos de inmigración, testamentos o contratos de bienes.
Además de la complejidad que tiene la traducción jurídica frente a la traducción jurada está su terminología única, puesto que son escritos redactados por profesionales del derecho y utilizan palabras de ese ámbito. En este tipo de traducción no se trata solo de reemplazar una palabra por otra. El traductor debe transcribir los conceptos legales de forma adecuada. Debido a la diferencia en las expresiones y tradiciones legales, el traductor debe ser muy específico teniendo en cuenta el idioma que se va a usar dentro de la jurisdicción de destino. Hay un tipo específico de lenguaje en el texto legal y si un juez o un abogado ve que se usaron palabras equivocadas, es posible que ya no se pueda confiar en la traducción completa.